mardi 11 février 2014

EVANGELIO DE LA PROSPERIDAD


Escriba Valdemir Mota de Menezes, esta de acuerdo!!!


¿EXISTE ALGUNA FORMA DE TERMINAR CON LOS PASTORES DESHONESTOS…?

JACK FLEMING.

¿Existe alguna forma de terminar con los pastores deshonestos que usando el nombre del Señor, han acumulado indebidamente bienes materiales trasquilando el rebaño que Dios les ha confiado? ¿Qué se puede hacer? ¿O son realmente ellos los “intocables”, los “ungidos” del Señor? Lo he dicho antes y lo vuelvo a repetir, cada iglesia tiene el pastor (o los líderes) que se merecen. Es imposible que una congregación espiritual y apegada a las Sagradas Escrituras, pueda tener un líder libertino y amante de las riquezas materiales, porque se excluyen mutuamente.

Así como la carnalidad tiene un magnetismo muy especial para atraer a otros de esa misma condición, también la espiritualidad puede polarizar solamente a los que son espirituales, pero la carnalidad y la espiritualidad se rechazan recíprocamente.

En consecuencia, si uno ve que el pastor de una iglesia es una persona carnal, tenga la plena seguridad que esa es una congregación carnal. ¿Qué se debe hacer en tal caso? ¿Intentar arreglar las cosas? Esa es una utopía que muchos creyentes han intentado vanamente realizar, para después de muchas desilusiones y amarguras tener que inclinarse y aceptar que lo que ordena el Señor es lo más sabio: 2Cor. 6: 17 “Salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor”.
Ap. 18: 4 “Salid de ella, pueblo mío, para que no seáis partícipes de sus pecados”.
2 Ts. 3: 6 “os ordenamos, hermanos, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que os apartéis de todo hermano que ande desordenadamente”. 1 Tim.6: 5 “disputas necias de hombres corruptos de entendimiento y privados de la verdad, que toman la piedad como fuente de ganancia; apártate de los tales”.
Cuando un pastor de esas características llega al liderazgo, lo que hará es lo que han hecho todos aquellos que buscan la vanagloria y los bienes materiales. Se preocupará solamente de hacer crecer en número su iglesia, porque de esta manera dispondrá de más diezmadores y mayores ingresos. ¿Y cuál es la forma más efectiva de hacer crecer numéricamente una congregación? ¿Buscar que la Palabra de Cristo more en abundancia en ella como manda el Señor (Col.3: 16)? ¿Predicar de la Santidad, la Justicia, la Soberanía de Dios? Obviamente que no, porque esa Luz divina encandilaría los ojos a una congregación carnal, así que tendrán que hacer lo mismo que han hecho todos aquellos que han escogido el camino de Balaam (2Pd. 2:15).

Para atraer gente, deben necesariamente abrir las puertas al mundo y entregarles lo que el mundo ama: Música, coros, danzas, cantantes populares que entonen los ritmos de moda en el mundo, congresos y seminarios con predicadores “estrellas”, cruzadas de “milagros” con algún curandero de turno, actividades sociales y deportivas. Y todo eso amenizado con gran jolgorio de aplausos, gritos y saltos para poder vender de una forma más efectiva las entradas, casetes, rifas, comida y todo aquello que pueda convertirse en dinero, porque para eso son como el “rey Midas”, todo lo que tocan se transforma en dinero. He tenido la oportunidad de conocer lamentablemente muchos de esos “negocios” que estos comerciantes de la fe realizan, y a todos ellos les añaden el apellido de “cristiano” para captar a los incautos que llenan esas iglesias: Discotecas cristianas, Centros vacacionales cristianos, Salón de eventos cristianos, Financieras cristianas, Agencias de viajes cristianos, Buses cristianos, Inmobiliarias cristianas, Constructoras cristianas, Supermercados cristianos, Radios y TV cristianas, Funerarias cristianas. Pero quizás lo más bizarro es lo que se ha extendido rápidamente porque ha resultado muy rentable: Cementerios cristianos. Conocí uno que le pusieron el pomposo nombre de “Cementerio Nueva Jerusalén” porque así lo conectan con las moradas celestiales, y les venden un espacio allí que pueden pagar en cómodas cuotas mensuales. Qué insulto a los santo y divino que significa ese lugar para el verdadero cristiano, donde no entrará la muerte, pero ellos venden un lugar en ese cementerio que naturalmente está lleno de muertos. El Señor ha mandado: “No os hagáis tesoros en la tierra” pero ellos insisten en hacer lo contrario.

En Sudamérica conocí un dicho popular que dice: “La culpa no la tiene el cerdo, sino el que le da la comida”. Esto expresa no solamente el ingenio popular, sino que una verdad que resulta muy evidente. Los máximos responsables de estos sistemas corruptos, son aquellos que lo sostienen económicamente, porque ninguno de ellos se interesaría si no les pusieran la “zanahoria” del diezmo que ha resultado tan atrayente para los comerciantes de la fe y prostituyó el púlpito. Nunca la iglesia fue más pura y consagrada al llamamiento divino, que cuando no se cobraba el diezmo y los siervos del Señor vivían modestamente y dedicados a la obra únicamente con las ofrendas voluntarias que los hijos de Dios les entregaban de corazón. Los estudiantes de la Biblia recordarán no solamente a los apóstoles durante el período Neotestamentario, que está registrado en las Sagradas Escrituras para nuestro ejemplo, sino a muchos santos hombres de Dios que han iluminado la gran galería de los héroes de la fe, que vivieron austeramente y sus vidas brillaron para guiar a muchos hacia el camino de la vida eterna: David Livingstone, Hudson Taylor, el hno. Andrés y muchos otros que ofrendaron sus vidas para llevar el evangelio a los países comunistas, al África, Sudamérica, las islas del Pacífico, la India, China y otros lugares hostiles a la Palabra de Dios.

Es lógico sentir una santa indignación por el comercio que hoy hacen en la casa de Dios, que “debería ser casa de oración, y la han convertido en cueva de ladrones” (Lc.19: 46). Pero no debería sorprendernos, porque es algo que el Señor en Su Gracia nos había anticipado que sucedería al final de los tiempos.
2Tm.3: 1-5 “También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos. Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios, que tendrán apariencia de piedad (estarán dentro de las iglesias) pero negarán la eficacia de ella; a éstos evita”. 2 Tm.3: 13 “los malos hombres y los engañadores irán de mal en peor, engañando y siendo engañados”.
2Tm.4: 3-4 “Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas”. 2 Pd. 2: 2-3 “y MUCHOS seguirán sus disoluciones, por causa de los cuales el camino de la verdad será blasfemado, y por avaricia harán mercadería de vosotros con palabras fingidas”. Con justa razón Dios los define como “traficantes de almas” (Ap. 18: 13). Su pregunta es qué podemos hacer frente ante tanta corrupción y si ellos son “los intocables”.

El Señor en Su Misericordia y Soberanía divina, ha determinado que la cizaña crezca juntamente con el trigo hasta el fin de los tiempos en este período de la Gracia. Pero eso no significa que ellos escaparan al juicio de Dios, aunque sus propias mentiras los envolverán en sus mismos engaños, de tal manera que cuando venga el Señor, confundidos preguntarán: Mt. 7: 22-23 “MUCHOS me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: NUNCA os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad”. En aquel día el Señor limpiará Su casa, como lo hizo en dos ocasiones durante Su ministerio terrenal. Lc. 19: 46 “Mi casa es casa de oración; mas vosotros la habéis hecho cueva de ladrones”. No nos corresponde a nosotros enfrentarnos a estos elementos, porque Cristo es el Señor de Su casa. Nuestra responsabilidad hoy en día es apartarnos de ellos para no hacernos cómplices de sus actos, predicar la verdad conforme a las Sagradas Escrituras, y abrir los ojos de los ciegos con el poder de Dios y Su Santa Palabra.

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